Un propósito



Si tratamos de dar a nuestra unión un código, una categoría o una clasificación, podríamos formar una expresión, un significado, una construcción que nos atañe, de una forma como ninguna otra existe. Tal vez hay parejas, en las cuales las características que nos distingue son algo parecidas, aunque, simplemente eso, ‘algo’. Por tanto, una y otra vez, ronda mi conciencia la pregunta sobre ese algo que nos fortalece y nos conserva como únicos. Esa especificidad de una especie de relación que jamás puede catalogarse dentro de una forma de ‘perfil’. Acaso es fácil identificar, con patrones, con estudios uniformes que llevan hacia el mismo intersticio, a un cruce donde los extraños se conservan como tales o como simples navegantes de caminos, en cuyo caso solo podrán convertirse en lejanas figuras a distancias sin siquiera aparecer en el recuerdo, ni en la historia. Sin embargo, al retroceder, la perspectiva conmueve mis entrañas y me coloca en una posición firme, en la cual puedo navegar sin contratiempos, esperando que la unión sea un acuerdo entre dos quienes perdieron el rumbo. Tal vez, esa soledad en la cual siempre se sumergen los cuerpos cuando se pierden en la oscuridad y que no es posible encontrar más consuelo, sino en la voz de quien cercano a ti, te interroga y te mitiga todo miedo y dudas.

Hemos conservado de cada uno, aquello que nos une. Hemos esperado lo inesperado, sin embargo, lo esperado, que es lo más real, solo conserva el atisbo de lo que realmente significa la fe, de aquello imposible en la vida. Parece que la retórica puede fallar algunas veces, y solo es posible encontrar en las acciones un valor a lo que aun premia con mayor fuerza, y es capaz de movilizar a quienes no tienen la mínima experiencia en los ‘juegos’ de ‘poder’.


Puede ser, que aun sabiendo que a la 1:27 am del 24 de abril de 2017, lo lejano a mí se hace cercano, lo cercano tal vez ahora se vuelca al olvido; tal vez sea la razón de la sinrazón de muchas de las palabras que se empeñan en surgir. En lo lejano, se encuentran las dudas, y lo cercano, las respuestas. Aun así, la respuesta llega desde lo más recóndito de nuestra conciencia, y nos puede conllevar a la oscuridad, pero con el único propósito de alcanzar en algún momento la luz, esa paz o tranquilidad que nos fortalece, y que da sentido, ahora mismo, a la vida.

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