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Mostrando entradas de octubre, 2010

Poema al Indio y su Huasipungo

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En la inmensidad de sus espaldas, A cuestas de su olvidada dignidad, El progreso, la modernización, El dinero, la ambición, De hombres sin rostro, De lejanos horizontes, Sin pasado, sin alma… Una familia de ínfulas Elevadas más allá, Una vergüenza oculta En el vientre de la blanca, Muerte insulsa De aquel guagua de india, Preferido el blanco crío Por pedazos de pan, Donde la india sumerge Su dignidad En el exilio, En su bondad. Impotencia indígena De Chiliquinga por su amañe, Cruel hachazo en pie Por pendejo, por iracundo sufrir. ¡Chupa la herida! Sabio curandero, ¡Chupa el gusano! Que carcome lo mundano, ¡Chupa y cura! La furia de Chiliquinga. De las entrañas de la tierra, La putrefacta agonía, Hambre, miseria, buey muerto Alimentó la desesperación, En el mundo de los vivos, De los muertos también, Pobre Cunshi, Muerta símbolo, De un pueblo destruido. Hay también Entre las gentes de aquel Cuchitambo, Un perverso servidor de Dios Corrupto hasta el tuétano, Hijo de la ambición Legado se

De nuevo...Soledad

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De nuevo caen las hojas del guayacán, Retumban en el suelo, De nuevo la soledad consagra En mi mente, en mi corazón, De nuevo navego en aquella balsa vieja Solitaria en el océano, A pesar del canto de sirenas, Del salto de los peces, Del murmullo del viento De lo salado del mar, De nuevo el manto de la noche, Unánime a los sentidos, Cubre la razón, Enaltece los deseos, Agranda las esperanzas Y opaca el amor, De nuevo la soledad Se crea en mi mente… De nuevo… Un manto oscuro Cubre mi alma.

Una entrevista sobre psicoanálisis freudiano con Michel Onfray

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AUTORA: Renée Kantor : Periodista argentina radicada en Francia. ¿Lo piensa realmente o esa frase es una provocación? Lo pienso de verdad: Platón, Séneca, Marco Aurelio, Plotino, Montaigne, Spinoza, Rousseau, Diderot, D’Alambert, los enciclopedistas, Helvétius, D’Holbach, La Mettrie, Nietzsche, Sartre, el mismo Freud, no eran universitarios. El verdadero pensamiento se encuentra al margen de estas grandes maquinarias creadas para seleccionar a las élites que asegurarán la repetición de lo aprendido, con el fin de transmitirlo servilmente a otros que a su vez harán lo mismo y a quienes se les entregará un diploma como signo de pertenencia a la tropa destinada a perpetuar la ley intelectual e ideológica. No quise padecer esa restricción y preferí trabajar como un hombre libre: algo que la universidad no me habría permitido jamás y que rechacé en el momento mismo en que mi directora de tesis me propuso dictar una cátedra. Preferí permanecer en el liceo donde ens