Apariencia y soplos divinos
He ahí, un lenguaje figurado, un discurso en acción, un nuevo estratagema mientras los movimientos de ojos persiguen la tinta. He ahí, un hilo de uniones, libres, dejadas en la ventura del azar. He ahí, ¿fatalidad o placer? He ahí, un impulso de la razón, una banalidad en forma de suplicio, el gobierno de la adulación. He ahí, entre cadáveres de letras, entre flores de recuerdos, los fantasmas del teatro, sombras tras sombras detrás del telón... He ahí la falsa verdad entre falsas mentiras... La apariencia es sincera en forma, no manifiesta, modesta en la naturaleza de quien toma prestado el disfraz... las mentiras, ese contexto no más que pretextos, conciencia de quien anuncia el discurso. Es realidad construida, entre fines adversos a la verdad, un espejo paralelo, el reflejo de un yo, inerte con soplos divinos.