MALESTAR

Entre muchos a veces tenemos esa sensación de ser poco, y algunas otras, somos mejores; mala costumbre de tener cerca la pobre percepción de un mundo construido sobre bases de cristal, donde lo irrompible puede ser más frágil que el material de la base. Sentir decepción, y tener la gran capacidad de autocontrol son en Edgar un engaño, porque superpone más alegría o menos de ésta ante la felicidad, o a veces coloca ante la tristeza más decepción o menos de ésta. Pero la moraleja en todos sus encuentros fortuitos con las rocas y desmanes de la vida siempre puede verse a través de los ojos de su espejo, la valiente Martina, quien soporta la crudeza del malestar por un sistema, un mundo, un cotidiano avance por la carretera que conduce a sus oficinas, sin dejar de cantar esa contemplativa canción de la radio que invita a los amantes a dejar de lado sus antiguas vocaciones para salir, ser libres y ser…simplemente eso, ser. Son simple y sencillamente dos almas, pasantes, circuitos de ...