Transformación de la vida
Es siempre un drama la vida, con alteraciones de alegres momentos, lo cual hace natural todos los acontecimientos abordados en nuestras pruebas. Aunque, estoy seguro de que el final del S. XX y el comienzo del S. XXI tienen grandes implicaciones en la forma como el drama del teatro de la vida se lleva a cabo. La tecnología, la información, la innovación, todos engranajes del sistema humano, y fundamentalmente de la persuasiva economía, nos convierten en seres autómatas, casi convencidos de ser maquinas, algo insensibles, además, con un circuito de reset para los atropellos. El molde transaccional del mundo genera alienación y surgen entes carentes de alma, de sensibilidad, con propósitos definidos, explícitos, y admirados por quienes tienen un maquiavélico pensamiento. A pesar, de estar entre quienes muchas veces ignoramos parte de la belleza de todo lo perteneciente a la vida, se encuentra un halo de esperanza, donde los sentidos perciben grandes hallazgos de la naturaleza humana, donde el tiempo y espacio dejan de pertenecer a la evolución racional de las mentes, y aparentemente surge la puerta hacia la irracional contemplación de la vida; mejor dicho, creo estar en la entrada de los círculos de Dante, de esos envoltorios de locura donde es posible observar la hazañas de la supuesta humanidad.
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