Intoxicada muerte

El aroma de anís, o parte de él, siguen en la conquista de mis sentidos, y se refresca la sensibilidad mezclada por los recuerdos. Una pizca del sazón del olvido de la conciencia apoyan mis laberintos hacia mi descanso y ahora de lo único que poseo razón es del camino de regreso. No es posible relatar aquel motivo lleno de encrucijadas que llevaron a mi poder sobre mi destino a empalagar mi vida de alcohol sin procedencia garantizada. Sólo es recomendable que derramen lágrimas amargas y saladas, inspiradas por un abuso de confianza. Sólo es preciso saber que la muerte se despliega sobre quienes también sonríen queriendo vivir un poquito más.

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