DOLOR
Afónicos pensamientos salen de mi interior, y paso los minutos consumiendo la botella de vino en cada copa que me sirvo para ahogar las penas que ahora atormentan al corazón. ¿Cómo es que nos damos cuenta de la verdad? ¿cómo es que el hombre es capaz de soportar el dolor que producen las decepciones? y aun más grave ¿cómo olvidamos cuestiones que nos dejan desolados, tanto que nuestros pensamientos no hacen nada más que divagar dentro de explicaciones absurdas e infelices?
¿Cómo hacemos para ser tan torpes y suicidarnos en el perdido amigo del olvido? son las penas las que nos consumen dentro de su mar inhóspito y casi eterno, sólo nuestro dolor es digno de llamar amigo en momentos de tanta esperanza para al final dar la puñalada más vil y cruel, convertirnos en hipócritas cuando ya no nos queda nada.
Nuestros recuerdos afloran como en el otoño caen las hojas de los arboles, y nuestras raíces se inundan de lagrimas que no son capaces de salir sin la mas mínima pisca de dolor. Estamos hundidos en el océano del olvido, del dolor y la melancolía. Las ratas nos hacen compañía mientras intentamos ascender dentro de la alegría fingida que dedicamos a nuestros amigos.
Son tan torpes aquellos afligidos, por caer en el juego de la idolatría y de la actuación, pero los hombres que sienten tal orgullo para sí mismos, son capaces de ascender junto con las ratas que lo muerden en el costado, saliendo de su agujero tan rápidamente que nadie se daría cuenta que este hombre melancólico ahora está mejor, pero adolorido y decepcionado.
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