En la Madrugada

En la madrugada una luz que entraba por la ventana iluminaba el rostro de aquel hombre que lo consumían los sueños, donde la mayor provocación la hacían los recuerdos de aquella mujer de aventuras y amoríos. No dejaba de pensar en los malos sucesos que habían provocado aquel mal del presente y que la luz mortecina que cegaba sus ojos a una hora impensada sólo los traía dejándolos a la deriva. Un presente que apenas se estaba forjando pero que iba haciéndose pasado cada segundo; la pasión que se había desbordado entre aquella piel canela y entre aquellos labios suaves y pequeños había pasado a ser la pena de aquel al que el insomnio lo dominaba y ocultaba entre cobijas a la madrugada.

Su infierno era la habitación de grandes ventanales, con los cuales sólo podía ver su pasado, y en donde su presente era el reflejo hecho por el espejo de sus recuerdos; no podía concentrar su atención a aquella mujer que llego seductoramente y que a pesar de ser así no la podía tener. Sus días pasaban encontrando refugio en lo que él llamaba “apariencia”, no sabía en realidad cual era su verdad pues se confundía con la actuación que todos los días le tocaba realizar dentro de su vida, realmente estaba siguiendo el guion de un director que aún desconocía.

Se remontaba a los hechos que iban ocurriendo a su alrededor y deshacerse de su cruel destino iba haciéndose cada vez más difícil, su amiga, a la cual su corazón no le pertenecía pero, el de ella prácticamente lo tenía él, en sus manos. Su futuro iba logrando abarcar planes que su mente razonablemente intentaba rehusarse a que se hicieran realidad; su encierro era cada vez mayor, la cárcel era su tormento de lastimar a aquella mujer que felizmente daba su corazón a ese cruel caballero de “letras dispersas”.

Su amor lo tenían su orgullo y su ego, y su mayor aspiración se encontraba aún muy lejos de lograrse; su vida tropezaba con piedras que hacían del camino un rio, su amor se iba diluyendo a través de la vida, porque con su gran amor había logrado tener lo que más había deseado, desbordarse de pasión y de alegría; ahora su corazón estaba exprimido, sin intenciones de absorber otros amores. Su pasado lo limitaba y su pasión adquiría cada vez más orgullo, era obstinado su libido y su razón iba acrecentándose para sí.

El futuro está en las manos de lo que podía él llamar una intensión cruel, pero que su razón fuertemente lo oprimía a hacer lo contrario, únicamente queda esperar a que el destino cumpla con lo que promete, su vida transcurrirá a través de los lentes de la apariencia y la actuación para lo cual este caballero es un gran genio.

Jugar no es su intención, sólo consumirse en la vida que al fin y al cabo también es como un juego, sólo que más real que los de las pantallas de los televisores.

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